A lo largo de mi carrera como consultora de comunicación he podido contar con los dedos de una mano los directivos que nos han solicitado un plan de comunicación interna para su empresa. Los CEOs suelen tener dos opiniones enfrentadas sobre esta materia: “la comunicación interna es fundamental” o “no sirve para nada”, así, sin medias tintas.
¿Por qué tener una estrategia que fomente el flujo de información entre los empleados? ¿No son la comunicación externa y el marketing las claves para aumentar las ventas? ¿Son solo las grandes empresas las que necesitan un plan de comunicación interna?
Una buena estrategia de comunicación interna logra que:
a) Los empleados, sus familiares y amigos se conviertan en los mejores prescriptores de la marca / servicio / producto.
b) La transparencia informativa de la empresa aumente la satisfacción de los trabajadores, su concentración, su sentimiento de pertenencia a una comunidad y su valoración sobre la misma, emociones que se traducen en una mejora de la productividad y disminución de accidentes laborales.
c) Neutralizar a los empleados agoreros que difunden noticias apocalípticas y que existen en todas las organizaciones. Cuando estas personas son la única fuente de información en la empresa, el resto de trabajadores tiende a creer, aunque sea a medias, sus mensajes ya que no cuentan con un canal de noticias alternativo y oficial.
Esto es válido tanto para las grandes empresas como las pymes. Y lo mejor es que la implementación del plan no exige un presupuesto desorbitado sino creatividad y saber hacer.
Uno de los mejores ejemplos de efectividad y creatividad a bajo coste es el de la empresa de plataformas petrolíferas cuya plantilla, proveniente de más de 20 países distintos, sufría un grave problema de cohesión. La agencia de comunicación de la organización optó por realizar un libro de recetas típicas de cada nación elaborado por los propios trabajadores que se distribuyó posteriormente entre la plantilla. La iniciativa logró su objetivo de cohesión e incrementó la motivación de los trabajadores incidiendo directamente en la productividad y la concentración de los mismos y en una menor aparición de accidentes de trabajo. Lo que llamamos un win-win.